La Fundación Construyendo y Creciendo brinda servicios educativos establecidos con fundamentos sólidos, como una institución sin fines de lucro; estipula valores morales y éticos siendo éstos un elemento primordial en la labor diaria, que vivimos y ejemplificamos todos los días.

Es bien sabido que la mayoría de los trabajadores de la construcción son hombres; sin embargo, las mujeres también tienen una participación  importante en este sector y es así como ellas deciden integrarse a las aulas, con el objetivo de iniciar, continuar o bien concluir alguno de los niveles educativos con los que contamos: Primaria, Secundaria, Preparatoria en diversas modalidades y Cursos en plataformas. En Construyendo y Creciendo, hombres y mujeres por igual, tienen derecho a la educación.

Las trabajadoras de la construcción son parte del personal que colabora como un equipo de trabajo; compartiendo con la fundación los valores que nos caracterizan: solidaridad, tolerancia, respeto, humildad, entre otros, sin embargo algunas de las chicas comentan: “somos consideradas por nuestros compañeros como mujeres flojas, débiles, desarregladas, no aptas para labores pesadas en el ámbito de la construcción”.

Por ende llevar a cabo sus actividades es complicado, puesto que son una parte minoritaria en los quehaceres como en los detalles de las casas y a veces son rechazadas por algunos de sus compañeros, no son totalmente aceptadas como parte de un equipo de trabajo; no obstante, luchan por alcanzar tal fin, pero sobre todo por ser respetadas y valoradas; no dejando fuera la batalla que llevan cada día como amas de casa, mamás, hijas, hermanas, remarcando siempre que son “mujeres valerosas, trabajadoras a la vez”. Por ello quisiera citar una estrofa del poema de Sor Juana Inés de la Cruz, Hombres necios:

Hombres necios que acusáis, a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión, de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual, solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien, si las incitáis al mal?

En el aula cuentan sus experiencias no sólo de vida, sino también de esfuerzo y convivencia por esa constante comprensión de parte del género opuesto, quienes las desmotivan por no pertenecer a un oficio de varones, lo cual ha hecho que varias les demuestren no sólo en el salón de clase sino en el ámbito laboral, que son capaces de poder desempeñarse en oficios de carpintería, albañilería, jardinería, etcétera de manera disciplinada y ordenada,  llevando así la equidad de género muy en alto.

Dentro del aula donde me encuentro las mujeres ejercen mayoría ya que son constantes, comprometidas, responsables, se motivan y enorgullecen por sus hijos, esposos y familiares quienes las alientan a laborar y a cooperar para cambiar no sólo la forma de ver o pensar de sus compañeros, sino de la sociedad en general, para contar con una convivencia sana y a la vez seguirse preparando con el apoyo, el cual agradecen por escucharlas, alentarlas y reconocer el trabajo de todos.

Jackeline Peña, asesora de las aulas Serratón y Calimaya.

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