El aula móvil es un espacio con una población muy versátil; aunque en su mayoría se compone por mujeres, en ella se encuentran y conviven desde adolescentes hasta personas de más de 70 años.

En esta multiplicidad de edad y circunstancias de vida, resalto el caso de los adultos mayores que, al menos,  en el aula Chichicaspa conforman el total de la población que demanda el servicio de alfabetización y primaria.

Este grupo lo componen mujeres de más de 65 años que provienen de alguna zona rural de la republica mexicana, varias de ellas migraron hacia la ciudad de México cuando tenían entre 13 y 15 años debido a las condiciones de pobreza que vivían en su tierra de origen. Estas características demográficas no son casuales; en nuestro país se arrastra una profunda desigualdad social desde décadas atrás, dónde el trabajo en el campo ha sido devaluado y en el que se viven condiciones de pobreza y marginación social; pues muchas veces en las zonas rurales no se cuenta con escuelas, centros de salud, alumbrado público, etc.; y en otros casos, la falta de recursos es un impedimento para tener acceso a estos servicios. Aunado a esto; tenemos una situación de género, donde a las mujeres se les relegó al trabajo doméstico, especialmente en las décadas anteriores; es por ello que las oportunidades que tuvieron muchas de ellas para estudiar fueron pocas o nulas.

En este contexto, la mayoría de las mujeres que conforman el grupo de alfabetización y primaria de nuestra aula; en su infancia y juventud nunca asistieron a la escuela. El trabajo de alfabetización con esta población no solo consiste en que adquieran la habilidad para leer y escribir, también se enfrentan a un aprendizaje tecnológico y a un cambio en su pensamiento, cuando por primera vez utilizan instrumentos como la calculadora, el juego geométrico, diccionario o tienen por primera vez un libro para ellas.

En este sentido, el aula  es un espacio dónde además de iniciar o completar su aprendizaje académico, también es un sitio dónde nacen amistades y recuperan un espacio dedicado a ellas mismas; esto es muy importante considerando que a sus 65 años y más, muchas de ellas son mujeres viudas y/o con hijos que han formado su propia familia por lo que el aula se convierte en un centro de aprendizaje académico pero también de vinculación social y afectiva.

Karina Cantera Reyes, asesora del aula Chichicaspa

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