Alguna vez he escuchado que la sonrisa de un niño es de las cosas más hermosas que podemos ver pero a mí  me gustaría agregar que la sonrisa de un adulto que logra aprender a leer y  escribir, logra concluir su Primaria, Secundaría o Preparatoria, también se suma a las sonrisas que reconfortan nuestras vidas.

En Construyendo y Creciendo somos privilegiados por poder verlas constantemente; nos da gusto tener el privilegio de ver el impacto que ello tiene en la vida familiar y en los círculos cercanos de quienes se atreven, se esfuerzan y lo logran. Ese es mi principal estímulo para colaborar en Construyendo y Creciendo, una fundación con una misión de las más nobles, que dirige la mayor parte de sus energías (también tiene aulas para la población abierta) al combate del rezago educativo en los trabajadores de la construcción, sector que históricamente lo ha carecido y que incluso son oficios-refugio para muchos hombres y mujeres que no pudieron recibir educación formal.

¡Trabajadores de la construcción, no lo pospongan más, aprovechen esta y todas las oportunidades que se les presenten para continuar y concluir sus estudios, porque el conocimiento es la mejor herramienta para mejorar su calidad de vida y la de sus familias!.

Por Hugo Leguízamo Escobar

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