El proceso de aprendizaje en los adultos dista de ser sencillo y veloz, en las aulas de Construyendo y Creciendo suele complicarse debido al entorno en el que los beneficiarios se desenvuelven, horarios de trabajo que exceden las doce horas, jefes que les condicionan, prohíben o censuran la asistencia a la “escuelita” (como los alumnos nos conocen) .
Pero hay un factor que mueve y derriba muchos obstáculos, ese factor que nos ha permitido continuar, algo que va más allá del compromiso y responsabilidad por nuestra labor, ese factor que sólo los que nos dedicamos a esto podrán entender, ese factor se llama “amor“, amor a nuestros alumnos, esos alumnos que a pasar del cansancio, la jornada laboral extensa, incluso el hambre, lo dan todo por aprender.
Ese vínculo que se crea entre el asesor y los alumnos está lleno de confianza, admiración y respeto. Y es que al menos desde mi perspectiva no son sólo los alumnos quienes sienten eso hacía sus profesores, sino nosotros (asesores) estamos muy comprometidos en nuestra ardua labor, y desde lo más profundo de mi corazón quiero reconocer a todos los alumnos de nuestras aulas, decirles lo orgullosa que me siento cuando logran escribir una oración, cuando escriben algo por primera vez, o cuando me cuentan que pudieron escribir un mensaje de texto a sus familias, hacer cuentas sin ayuda de ningún dispositivo. También darles las gracias por cada curso concluido, los exámenes aprobados, las ecuaciones resueltas de manera exitosa, gracias por la emoción que me hicieron sentir cuando terminaron la primaria, secundaria o preparatoria.
Cada reconocimiento que la fundación entrega me hace creer más en ustedes porque que pueden llegar más lejos, porque sé que detrás de ese esfuerzo recompensado hubo miedo, miedo a no poder, a dejar las cosas a la mitad, o descomponer una computadora, pena a que otros supieran que no cursaron algún grado, pero sobre todo hubo confianza, confianza en mí y en sus asesores que nos permitieron llevarlos más a allá de sus límites y zonas de confort.
Mis respetos a ustedes queridos alumnos que a pesar del cansancio siempre encuentran una hora más que dar para aprender y salir adentrarte.
Pero el camino no debe terminar aquí, al igual que en un edifico en construcción aún hay mucho por perfeccionar, detallar y terminar, nuestros alumnos aún tienen aprendizajes por construir, metas que alcanzar y sueños por cumplir.
Isis Selene Salcedo Florentino, asesora aula Parques Plaza