La industria de la construcción es una de las principales fuentes de trabajo en todo el mundo, desde pequeñas hasta grandes estructuras, se requiere de una actividad intensiva. Afortunadamente contamos con personas trabajadoras que contribuyen con la economía del país y que además, son alumnos en las aulas pertenecientes a Fundación Construyendo y Creciendo.

Sin embargo y a pesar de lo anteriormente mencionado, una de mis grandes inquietudes es ¿por qué aún no se reconoce y se respeta el trabajo en obra? ¿Por qué se considera en un nivel laboral bajo?

A pesar de desempeñar un papel importante y una de las actividades más desgastantes físicamente, los trabajadores y trabajadoras de la construcción en muchos casos, no cuentan con oportunidades de capacitación; la discriminación en el trato y en su pago es un fenómeno extendido. Inclusive, en contratos temporales, no cuentan con seguro para enfermedad o desempleo, dejándolos vulnerables.

Muchos de ellos están obligados a trabajar largas jornadas, otros por su parte, eligen hacerlo para obtener mayores ganancias mientras exista la posibilidad de encontrarse empleados, esto es más recurrente en personas que migraron del campo o de otro país.
Increíblemente a pesar de todas las dificultades que viven, son personas que cada día brindan una palabra positiva, una sonrisa amable, un saludo respetuoso y reflejan las ganas de superación.

Es necesario reconocer a cada uno por el esfuerzo, iniciativa y dedicación a su gran labor y la disposición de tiempo al término de su jornada para iniciar o concluir un nivel educativo.

Para mí es gratificante y hago extensa mi enorme admiración a cada uno de los alumnos de Construyendo y Creciendo por hacer uno de los trabajos más admirables y estudiar al mismo tiempo. Gracias a ellos tengo una de mis mejores experiencias personales y profesionales.

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