El tiempo que nos está tocando vivir es complejo e incierto, una de las cosas que me ha quedado clara durante el periodo de confinamiento es; que la pandemia y sus consecuencias no todos y todas la estamos viviendo de  la misma forma, y una variable que influye de forma significativa está relacionada con las condiciones materiales de vida (seguridad alimenticia, de salud, vivienda y trabajo). Sin embargo, en medio de la incertidumbre del desempleo, de la enfermedad y otras problemáticas sociales que se  han agudizado, también han florecido las muestras de solidaridad, afecto y empatía pues en el  contexto actual, es de vital importancia,  evitar  caer en la mera  individualización del pensamiento y de nuestras acciones.

En mi caso, me encuentro gustosa de estar de vuelta al aula en la modalidad presencial. Los meses de confinamiento y trabajo a distancia me permitieron reflexionar en relación a mi práctica como asesora educativa, dichas reflexiones  me llevaron  a replantear las prácticas pedagógicas y de interacción dentro del aula. A pesar de las dificultades, en cuanto  horarios laborales y despidos en la obra, el grupo de estudiantes que se han integrado al aula en los últimos tres meses sigue creciendo; me motiva el hecho de que se integren más estudiantes y que se muestren comprometidos con sus estudios. Como asesora educativa y docente las circunstancias me obligaron a aprender y poner en práctica herramientas y habilidades que anteriormente no utilizaba o incluso que no conocía, pero es una experiencia que me ha gustado, porque estoy aprendiendo y es parte de nuestra tarea como profesionistas  de la educación,  incluso como seres humanos, pues uno nunca lo sabe todo, la vida es un constante proceso de aprendizaje.

En el plano personal y familiar estar más tiempo en casa me ha hecho bien, podría decir que ha sido un periodo de introspección. Ahora busco  tener mayor organización en mis tiempos, aunque ha habido días cargados de mucho trabajo y me he visto rebasada en cuanto a mis expectativas de tiempo  sin embargo, en mis ratos libres  he aprovechado para retomar o realizar actividades que antes  por los afanes de la vida cotidiana y la falta de tiempo había dejado a un lado. Como mencione antes, es de vital importancia, al menos para mí, no individualizarnos en el sentido de no ver otras realidades y ser empáticos frente a ello; considero que a pesar de las limitaciones físicas  que ahora tenemos a causa de la pandemia, es necesario caminar hacia la construcción  redes de apoyo comunitarias,  desde nuestros propios espacios y posibilidades.

Esther Rosalía Rodriguez Fabila, asesora

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